Autoridades judiciales del condado de Queens, en la ciudad de Nueva York, condenaron a Anthony Hobson, un hombre de 51 años, acusado de haber matado a su novia latina en el 2019. El sujeto acabó con la vida de Jennifer Irigoyen, de 35 años, y del bebé que esperaba, de manera brutal, porque no quería ser papá.
El asesino fue sentenciado a purgar una pena de 26 años y 4 meses en prisión, en una decisión elogiada por la Fiscalía de Queens, que desde el principio del horrendo crimen presentó evidencias para que se hiciera justicia.
Así lo reveló el periódico NY Post, donde se aseguró que el sujeto fue sentenciado por homicidio en segundo grado y manipulación de pruebas, al igual que posesión criminal de un arma.
El citado medio recordó que la mujer acribillada por Hobson falleció tras las severas heridas que le propinó con un cuchillo en varias partes de su cuerpo, entre ellas el vientre, atacando también al bebé por nacer.
“La sentencia de hoy lleva al acusado ante la justicia por un crimen brutal”, dijo la fiscal de distrito de Queens, Melinda Katz, en un comunicado compartido con la prensa el jueves. “Dentro de la escalera de su edificio de apartamentos, la víctima gritó que el acusado estaba tratando de matar a su hijo por nacer mientras la apuñalaba en el cuello, el pecho y el abdomen”.
El brutal asesinato ocurrió el 3 de febrero del 2019, en el vecindario de Ridgewood, cuando el condenado asesino, ingresó al apartamento atacando a la mujer hispana, quien era una exitosa agente de bienes raíces.
En los datos de la sentencia se aseguró que el asesino acabó con la vida de su novia embarazada, quien estaba en su quinto mes de gestación, usando un cuchillo de cocina.
El sujeto escapó tras cometer el crimen y aunque el arma homicida no pudo ser recuperada por la policía, cinco días después de haberse escondido en el estado de Pensilvania, decidió entregarse a las autoridades.
Tras ponerse en manos de la policía, según recordó el Post en una entrevista, al ser cuestionado sobre por qué cometió el crimen, manifestó que no se sentía bien con la idea de tener un hijo.
“Tengo mucho en qué pensar”, manifestó al citado periódico neoyorquino.
El sujeto no recibió ninguna condena por la muerte del feto, debido a cambios en las leyes sobre aborto del estado de Nueva York firmadas bajo la administración Cuomo.