La pandemia del coronavirus ha hecho que muchas cosas cambien en la vida cotidiana de los Estados Unidos, entre ellas, asuntos políticos y temas electorales.
Y aunque Trump ha manifestado su confianza de que será reelecto para gobernar durante otros cuatro años, debido al palazamiento de comicios y elecciones estatales por el COVID-18, hay quienes temen que el mandatario pudiera hacer una maniobra para evitar que las elecciones presidenciales se realicen el 3 de noviembre próximo.
Y dándole más fuerza a esa idea, el candidato demócrata, Joe Biden hizo la denuncia de manera pública.
El exvicepresidente Biden dijo que Trump intentará retrasar las elecciones de noviembre para quedarse más tiempo en el poder.
“Marquen mis palabras, creo que (Trump) va a tratar de retrasar las elecciones de alguna manera, llegar a una explicación de por qué no se puede celebrar”, dijo el ex vice presidente en un evento de recaudación de fondos en internet.
“¿De qué se trata eso en nombre de Dios? Aparte de tratar de hacer correr la voz de que hará todo lo posible para dificultar el voto de las personas. Esa es la única forma en que él cree que puede ganar”, agregó el demócrata.
Biden agregó: “Donald Trump ha fallado a la respuesta del covid-19 con acciones urgentes y liderazgo claro, y comunidades alrededor del país han salido a ayudar a sus vecinos y amigos, doctores, trabajadores de salud, empleados de bodegas, maestros han dado todo lo que tienen a sus comunidades. El alma de los americanos. Nuestra campaña quiere mostrar con el primer aniversario nuestros valores”.
Tras enterarse de los comentarios de Biden, la campaña de Trump no solo calificó de sin fundamento las declaraciones del exvicepresidente, sino que aseguró que TRump seguirá la ley y los comicios para buscar su reelección se llevarán a cabo el 3 de noviembre, tal y como está estipulado.
Y ante la pregunta de si es posible legalmente que Trump pueda posponer o retrasar los comicios de noviembre, la respuesta es no, pues así lo dicta la Constitución, donde se advierte que si por algún caso extraordinario no se pudieran realizar en la fecha indicada, ni el presidente ni el vicepresidente podrían quedarse en sus cargos.
“Debido a la separación de poder incorporada en nuestro gobierno, el Presidente no tiene la capacidad de anular o ignorar simplemente una ley federal creada por el Congreso. Solo el Congreso puede hacer eso”, advierte la Carta Magna.
En su vigésima enmienda, la Constitución agrega: “Los términos del Presidente y el Vicepresidente finalizarán al mediodía del día 20 de enero, y los términos de los Senadores y Representantes al mediodía del día 3 de enero, de los años en que dichos términos habrían terminado si este artículo no había sido ratificado, y los términos de sus sucesores comenzarán entonces”.
En ese caso de darse algo así, quien asumiría como presidenta interina sería por línea de sucesión, la presidenta de la Cámara, Nancy Pelosi y si ella no acepatara, sería el senador de la mayoría más antiguo. Si es el caso del partido de gobierno sería el senador de Iowa Chuck Grassley y si los demócratas retoman el Senado, sería el senador de Vermont Patrick Leahy.