James Krauseneck Jr., exprofesor de economía y ejecutivo de ventas de Arizona de Washington y Nueva York, finalmente fue arrestado esta semana, acusado de asesinar a su esposa, Cathleen, tras propinarle un hachazo en la cabeza, en hechos ocurridos en la casa colonial de la pareja en Rochester, Nueva York, hace casi cuatro décadas.
Cathleen Krauseneck murió el 19 de febrero de 1982 dentro de la casa de la familia y aunque por años el hombre no había sido procesado, tras un largo proceso investigativo, las autoridades del Departamento de Policía de Brighton anunciaron el arresto. Krauseneck fue acusado de asesinato en segundo grado por la muerte de su esposa, 37 años después.
El arresto fue un esfuerzo conjunto que incluyó a la policía local, fondos de la Junta de la Ciudad y la ayuda de un famoso patólogo y la unidad de casos fríos del FBI.
“Este es uno de los peores resultados de violencia doméstica que esta agencia ha investigado, y esto fue violencia doméstica”, dijo el jefe de policía de Brighton, David Catholdi, en una conferencia de prensa.
En la conferencia, donde anunciaron el arresto, el jefe de policía de Brighton y otros funcionarios proporcionaron algunos detalles del asesinato espeluznante.
La policía dijo que el día en que ocurrieron los hechos, alrededor de las 5 p.m., la policía de Brighton respondió a una llamada al 911 de un vecino del acusado, James Krauseneck Jr.
Las autoridades fueron conducidas a la casa de James, su esposa Cathleen y su hija, Sara. Allí, encontraron a Cathleen muerta de un “solo golpe en la cabeza con un hacha”.
Las autoridades fueron conducidas a la casa de James, su esposa Cathleen y su hija, Sara. Allí, encontraron a Cathleen muerta de un “solo golpe en la cabeza con un hacha”.
Una larga investigación en las últimas décadas llevó a las autoridades a Michigan, Colorado, Virginia, Washington y Texas. “Cientos, si no miles de horas de investigación entraron en el caso”, dijo Catholdi. Dijo que un jefe de policía ahora retirado pidió una segunda mirada al caso hace cuatro años.
En el momento del asesinato, James trabajaba como economista en Eastman Kodak Co., según The Democrat and Chronicle, que informó que el esposo dijo que llegó a casa y “la encontró muerta en la cama de la pareja”.
Una historia de 1982 en The Democrat and Chronicle describió la casa de la pareja como una “casa colonial de dos pisos”. La pareja solo había vivido allí durante seis meses. La casa estaba ubicada en Brighton, un suburbio rico de Rochester y medios declararon que el atacante “le clavó un hacha en la cabeza mientras dormía a la mujer”.
Decían que el marido “extremadamente angustiado” de Cathleen había descubierto “a su esposa vestida con camisón, muerta en la cama con un hacha con un mango de 2 ½ pies incrustado en su cabeza cuando regresó a casa del trabajo alrededor de las 5 p.m.
James llevó a su hija al otro lado de la calle hacia los vecinos y llamó a la policía. Las autoridades dijeron que no pensaban que “la niña reconoce lo que sucedió” y que no podían proporcionar información.
En un artículo de 1982 en The Democrat and Chronicle, la policía dijo que había indicios de un robo, pero no había señales de que faltara algo. Había un servicio de té plateado y una bandeja en el suelo y una ventana de la puerta trasera estaba rota. No se encontraron huellas fuera de la puerta trasera, pero no había nieve afuera.
Un artículo de 1982 en el Times Herald de Michigan declaró que Cathleen murió en una habitación de arriba de la casa de dos pisos. La noche anterior al asesinato, los Krausenecks compraron en una farmacia de descuento e hicieron un depósito bancario, regresando a casa a las 8 p.m., informó el periódico.
Los abogados de James emitieron una declaración que atestigua su inocencia.