El 28 de agosto de 1963, 250,000 personas marcharon en Washington D.C. y se detuvieron al pie del Monumento de Abraham Lincoln, el presidente que un siglo antes había abolido la esclavitud, y en ese lugar King dijo lo siguiente: "Hace cien años, un gran americano, bajo cuya sombra simbólica nos encontramos hoy, firmó la Proclamación de la Emancipación. Este trascendental decreto apareció como un gran fanal de esperanza para millones de esclavos que habían sido marcados con el fuego de una flagrante injusticia. Llegó como el amanecer jubiloso de la larga noche de su cautividad. Pero cien años después, la América de color sigue sin ser libre...Sueño que mis cuatro hijos pequeños vivirán algún día en una nación donde no se les juzgará por el color de su piel sino por las cualidades de su carácter".