Estamos viviendo la época más linda y alegre del año, la navidad. Los avisos comerciales de la radio y la televisión invaden nuestras mente para que pensemos en los regalos que vamos a dar y los que vamos a recibir. Las decoraciones y las luces están por doquier, y todos esperamos con ansias a que llegue el 24 de diciembre para celebrar el gran festejo de nochebuena como el recordatorio del nacimiento del niño Jesús.
La tierna leyenda que a todos nos han contado cuando niños, y que narra la historia de un salvador, “el niño Jesús”, nacido en Belén, en humilde pesebre al calor de una mula y un buey.
Pero, ¿Jesús nació realmente el 24 de diciembre?
La respuesta es No. La bella historia del nacimiento del Mesías solo fue la justificación para dar origen a una nueva religión, el cristianismo. La historia real es la de un niño judío que nació como cualquier otro, sin cantos de ángeles, sin magos llegados del Oriente para adorarlo, sin pesebre y sin ser perseguido por Herodes. Jesús, no nació el 24 de diciembre, de hecho, ninguno de los textos evangélicos habla de esta fecha. Simplemente fue un día que celebraba la gran fiesta de Roma, la fiesta al Dios Sol, una fiesta pagana que la Iglesia de Roma quiso convertir al cristianismo, bautizando esta fecha como el día de la natividad de Jesús.
Según un artículo de National Geographic, el año de nacimiento de Jesús cuenta al menos con algunas referencias, pero no se puede decir lo mismo del día. El 25 de diciembre, la fecha elegida para celebrar su natalicio, es con toda seguridad una elección intencional, ya que ni siquiera las fuentes religiosas primarias mencionan tal día.
Explica el escrito que el 25 de diciembre ya era una fecha convencional cuando Dionisio el Exiguo elaboró su datación, y que la elección de este día se debía a que era la fiesta del Sol Invicto, un Dios oriental que había sido elevado a culto oficial del Imperio por parte del emperador Aureliano a finales del siglo III, y que a partir del reinado de Constantino y especialmente de Teodosio -fue que el cristianismo se hizo la religión oficial- los esfuerzos de evangelización implicaron la superposición de las celebraciones cristianas a las paganas para facilitar la conversión.
También con este fin se identificaron muchos aspectos del cristianismo y del propio Jesús con los dioses antiguos: la elección del Sol Invicto servía como metáfora de que Jesús era el nuevo “sol” que había venido a iluminar el mundo.
De otro lado, los libros cristianos, también dejan ver las contradicciones que hacen creer que el nacimiento del Mesías no fue en esa época invernal que se describe, por el contrario, relatan estos libros que el nacimiento de Jesús se produce en una época del año muy específica. Las ovejas estaban “pastando”, cuando los pastores que las cuidaban recibieron de los ángeles la noticia de que había nacido un Salvador. Esto hace que sea poco admisible que el acontecimiento haya tenido lugar en el invierno que en la región es muy crudo. La primavera sería la mejor candidata, para el episodio tal como lo describe la Biblia, en el Evangelio de Lucas (capítulo 2, versículos 15 al 20) se lee:
“Había pastores en aquella región, que velaban y guardaban las vigilias de la noche sobre su rebaño. Y un ángel del Señor se presentó ante ellos, y la gloria del Señor los rodeó de resplandor; y temieron con gran temor. Pero el ángel les dijo: ‘No temáis, porque he aquí os doy buenas nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo: que hoy, en la ciudad de David, os ha nacido un Salvador, que es Cristo el Señor. Y esto os servirá de señal: Hallaréis al niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre”.
Otra falacia es que Jesús nació en Belén. Tampoco es cierto, pues los argumentos de los biblistas dicen que Jesús nació en Nazareth, y para defender este postulado argumentan el hecho de que a los judíos se les designaba o por el nombre del padre o por el del lugar del nacimiento, por lo que Jesús debería haberse llamado o Jesús de José o Jesús de Belén, algo que no aparece en ningún texto evangélico. En ellos, en todos, se le llama siempre Jesús de Nazaret.
“Pero cuando el Niño nació en Belén, ya que José no pudo encontrar un alojamiento en el pueblo, se alojaron en cierta cueva cerca del pueblo; y mientras estaban allí, María dio a luz a Cristo y Lo colocó en un pesebre, y entonces los Magos que vinieron de Arabia Lo encontraron” (Capítulo LXXVIII).
Entonces, ¿vale la pena celebrar esta época y el nacimiento del niño Jesús?
La respuesta es sí. Para los creyentes esta leyenda lleva a la celebración del nacimiento de un salvador y maestro de muchas lecciones de vida, es la época que lleva en sus entrañas la añoranza del ser humano por celebrar la vida, apostar por la paz, un paréntesis para el perdón y la aceptación de los otros, un sinnúmero de sentimientos que les recuerdan las buenas obras de un buen cristiano. Para los que no creen, de todas maneras, la época hace que afloren muchos sentimientos como los de la unión, la fraternidad, la solidaridad, y muchos otros más. Son unas fechas que justifican la alegría, la recordación y la esperanza para todos, y por tanto cabe decir a todos que estas celebraciones sean las mejores para gozar de la fiesta de luces, cánticos, las novenas, las compras, la comida, los postres, disfrutar de los seres queridos…y decirles a todos ¡Feliz navidad!
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