La ruptura de Camila Cabello y Shawn Mendes impactó a sus seguidores, quienes aún no entienden qué pudo interponerse entre ellos. Recientemente la cantante, de 24 años, explicó que sus problemas de salud mental terminaron por afectar toda su vida, incluido su noviazgo con el cantante canadiense de 23 años.
Durante su participación en el programa de Apple Fitness+ Time to Walk (Hora de caminar), la artista profundizó en los problemas mentales y emocionales que padeció producto del estrés de trabajar tan duro por tantos años sin darse el tiempo para descansar, y la inmensa ansiedad que padeció desde el inicio de la pandemia por Covid-19 al verse obligada a parar y enfrentar sus problemas internos.
“Antes de la pandemia me sentía exhausta. Había estado trabajando sin parar desde los 15 años, no tenía tiempos de descanso”, reveló sobre sus años como integrante del grupo Fifth Harmony. “Casi no estaba en casa. No tenía el tiempo de conocer quién yo era fuera de mi trabajo. Súmale a eso problemas de salud mental, de ansiedad, con niveles tóxicos de estrés. Ni siquiera colapsé, porque continúe trabajando”, relató.
“Estaba totalmente exhausta en todo sentido. En ese punto sentía que iba corriendo una maratón con una pierna rota. Seguí adelante, pero fue extremadamente difícil. Me hubiera gustado haber dicho “déjame parar por un segundo” y haber conseguido un yeso para mi pierna rota, y haber recibido terapia física. Pero no lo hice”, lamentó.
La cantante reveló que se encontraba en mitad de las grabaciones de la película Cinderella, cuando surgió el Covid-19 y tuvo que regresar a casa. Según relató, en ese tiempo lloraba una vez al día por lo menos. “Me sentía tan ansiosa e inestable, me convertí en un desastre porque trabajar me distraía de mis temas internos, pero ya no podía trabajar por la pandemia. Quedé con mi mente y mi ansiedad. Y eso se interpuso en mi relación”, confirmó.
La artista afirma que busco ayuda y comenzó a darse tiempos. “Aprendí muchas herramientas. Probé diferentes cosas, distintas clases de terapia, meditación, ejercicios, cambié mis hábitos alimenticios y la forma de distribuir mi tiempo, asegurándome de tener un equilibrio”.
La difícil etapa que tuvo que vivir la ayudó a aprender a conocerse y a disfrutar de nuevas cosas. “Sentí por fin desde que tenía 15 años tenía el tiempo de llorar, de tener emociones negativas sin sentir que tenía que enterrarlas y dejar de sentirlas porque tenía que actuar en 15 minutos, de poder estar en un mismo lugar por más de dos semanas, porque hacía mucho que no había estado en casa por tanto tiempo. Me di el regalo de encontrar nuevos pasatiempos y otras cosas que me reconfortaron”, concluyó.