Desde que el mundo empezó a oír de la aparición del temido coronavirus, mal que tuvo sus primeros casos en China hace apenas unas semanas y ante el cual todavía no existe cura, los organismos de salud del mundo han tratado de calmar a la población, y aunque todavía no está en todos los países, el pronóstico es que tarde o temprano estará en la mayoría de naciones.
Así lo informó la Organización Mundial de la Salud (OMS), tras asegurar que el riesgo de expansión del mal a nivel global, aumentó a la categoría de“muy alto”, alarma que por ahora solamente se habíá emitido en China y los países de Asia-Pacífico.
“Estamos en un momento decisivo”, dijo el director de la OMS, Tedros Adhanom, quien destacó que en los últimos tres días las personas contagiadas en el mundo superaron a las cifras de China. “Ningún país debe pensar que no tendrá casos. Eso sería un error fatal, literalmente. El virus no respeta fronteras”, dijo el funcionario.
Y ha sido tal la propagación de la epidemia, que hasta el momento se habla de 83,652 casos de coronavirus detectados en el mundo, 78,961 de esos en el país asiático y 4,691 en otros rincones del planeta. Asimismo sel mal ya ha dejado 2,791 muertos en China y 67 en otros países.
La principal preocupación es la rapidez con que se ha ido expandiendo, pues mientras en China los casos no han registrado en los últimos díás un elevado aumento, fuera del país están creciendo. En las últimas 24 horas se registraron 1,358 casos adicionales, de ellos 331 fueron en China y 1,027 en otros países.
A la ya larga lista de 51 países que presentan casos, entre ellos Estados Unidos e Italia, se unieron este viernes Bielorrusia, Lituania, Países Bajos, Nueva Zelanda, México y Nigeria.
Y más allá del impacto que el coronavirus está teniendo en la salud mundial, también están creciendo los oídos de que el nuevo coronavirus infectará la economía estadounidense.
Las acciones estadounidenses se dirigen a su peor semana desde la crisis financiera de 2008. Compañías como Apple y Walmart han estado advirtiendo sobre posibles pérdidas de ventas de COVID-19 y los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades les dijeron a los estadounidenses que se preparen para que el brote se extienda a los Estados Unidos, con consecuencias desconocidas pero potencialmente “malas”.
Últimamente, muchas personas se han preguntado si ¿podría un virus realmente enviar a las economías global y estadounidense a la recesión, o peor? Dicho de manera más pertinente, si el COVID-19 desencadenará un colapso económico.
La preocupación es comprensible. Los virus son cosas aterradoras y basta con mirar atrás 100 años para encontrar un ejemplo real de lo que puede hacer un virus no controlado.
La pandemia de gripe de 1918-1919, también conocida como gripe española, mató al menos a 50 millones de personas en todo el mundo, y algunas estimaciones indican que el número llega a los 100 millones. En los Estados Unidos, casi 1 de cada 3 personas se infectaron y 500,000 murieron. Incluso para aquellos que sobrevivieron, hubo numerosos casos de discapacidad física a largo plazo.
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Afortunadamente, los impactos económicos adversos fueron de corta duración. Sin embargo, con el mundo más móvil e interconectado de hoy en día, algunos sugieren que cualquier pandemia a gran escala sería mucho más severa, con costos de miles de millones.
Hasta la fecha, las muertes por el coronavirus han sido muy pequeñas, solo alrededor del 3.4% de los cotagiados. Casi todas las muertes han sido en China, donde se detectó el virus por primera vez. Las acciones rápidas para poner en cuarentena a las personas infectadas probablemente han limitado la propagación.
Sin embargo, incluso si las tasas de mortalidad son relativamente bajas, la economía aún puede sufrir. Es probable que estos impactos económicos se presenten en cuatro formas: escasez de productos de China, ventas reducidas a China, una caída en el gasto del consumidor debido a los temores sobre el virus y la caída de los precios de las acciones.
Estados Unidos importa más de US $ 500 mil millones en productos cada año desde China, desde teléfonos inteligentes y televisores hasta ropa y piezas de máquinas. Las personas enfermas en China no pueden trabajar, lo que significa que no pueden fabricar productos. Cerrar partes del país de otras áreas también reduce la producción.